Los grandes Dandies de la historia fueron jugadores irresponsables, bebedores en exceso, vivieron más allá de sus ingresos y conquistaron jóvenes implacablemente. De los excéntricos lores a los terratenientes, de los que refulgían entre la creciente población urbanita a los ejemplares de la Regencia en sus clubes de juego, de los hedonistas decadentes en sus salones de opio a los ejemplares de hoy en día, los grandes Dandies se posicionan como algunas de los más enigmáticas, más entretenidas y más marcadas personalidades en la historia.
Cada época ha tenido sus Dandies, pero tal y como lo conocemos nació en el período de la Regencia Inglesa, en la persona de un jovencito llamado George Bryan Brummell. En ésa época, los Dandies desfilaron como los principales actores en el escenario del Teatro de la Vida. A través del siglo XIX, el papel fue reescrito una y otra vez según era recreado por cada sucesiva generación. Los Bohemios, con su vestimenta estrambótica, ofrecieron una representación exagerada y cambiaron la vida en una especie de farsa. Fueron seguidos por los Decadentes, quienes, regodeándose en la depravación, vieron la vida como una tragedia sin sentido. Sus excesos derivaron en una comedia negra. Después de la muerte de la Reina Victoria, los Dandies Eduardianos ocuparon las candilejas durante una o dos décadas antes de que aparecieran los Bright Young Things, con cócteles en sus manos y sus breves epigramas en la punta de sus lenguas, y la vida se convirtió de nuevo en una excéntrica comedia.
El hecho de que el papel haya sido reescrito en numerosas ocasiones por tantos campeones del Dandismo demuestra que el Dandy es una criatura con múltiples facetas. Si miramos de cerca e ignoramos las diferencias superficiales, podremos ver una filosofía pretenciosa, firme y contante. Todos los Dandies comparten la misma visión de la vida.
Pero, ¿qué es el Dandismo? Es una filosofía estética de rebelión y relax. Es pretenciosa en el sentido de ser desvergonzadamente artificial y elaborada. Es siempre una pose consciente. Es estética, pero el Dandy se sonríe a sí mismo con superioridad al transformar el slogan esteta del "arte por el propio arte" en su propio slogan de "estilo por el propio estilo". El Dandy es un artista cuyo lienzo es él mismo, la personificación andante de la noción wildeana del uno mismo como obra de arte.
El Dandy es rebelde en el sentido de ser inconformista. Exhibe desdén por el continuo discurrir de ideas y lo efímero de los gustos y modas de hoy en día. Y a causa de su necesidad de tener algo contra lo que reaccionar, el Dandy define su época desafiándola, personificando su tiempo subvirtiendo las expectativas predominantes. El Dandy es un rebelde con ninguna otra causa que no sea él mismo.
El Dandismo se desarrolla y depende de una situación de "dolce far niente". Así, el Dandy es un sujeto básicamente desocupado, libre de las anodinas obligaciones de la vida que tan frecuentemente interfieren con el estilo. El Dandy no trabaja. Meramente existe, ignorando la moralidad, la pasión, la ambición y los otros factores mundanos de la existencia humana que normalmente mueven a un hombre a la acción. En vez de esto, cultiva tranquilamente un cierto aire de superioridad e irresponsabilidad. Con una mueca de superioridad, sorbe un trago de absenta.
Como una expresión externa de belleza interna y superioridad innata, el Dandismo es la razón de ser del hombre al que los dioses han concedido cualidades excepcionales que prueban su distinción del rebaño. ¿Arrogante? Desde luego, pero la arrogancia es el derecho de nacimiento del Dandy.
Entonces, ¿cuál es el propósito del Dandismo? ¿Para qué existe? Los Dandies entretienen y son divertidos y esto sirve tan bien de justificación para su existencia como cualquier otra cosa, aunque va mucho más allá. Los grandes Dandies de la historia han sido todos unos desarraigados. Intelectuales cínicos, artistas desencantados o jóvenes desafectados, todos han perdido el sentido de la integración. Han sentido cómo la corriente social es incapaz de aceptarles. Algunos creyeron que el mundo era incapaz de apreciar sus talentos. Otros se sintieron excluídos. Algunos vieron su religión o su sexualidad como la causa de su exclusión. Pero sea lo que sea que se esconda tras ese sentimiento de diferencia, el Dandismo ha sido el método usado para colarse en el mundo visible. El Dandismo es tanto un pedestal en el que subirse como una máscara tras la que esconderse.
Por tanto, el dios del Dandismo pide a sus seguidores que sean más que maniquíes de sastre animados. Su vestimenta es simplemente la punta del iceberg de su actitud, simbolizando control, independencia, relax y libertad de pensamiento.
http://www.eldandy.net/cuarto-de-las-teorias/102?task=view
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